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A pesar de que el mundo cambia rápidamente muchas organizaciones están aplicando viejas estrategias de gestión del rendimiento. Así, muchas empresas apenas se limitan a dar feedback a sus empleados una o dos veces al año. Además, en muchas ocasiones los objetivos de rendimiento del empleado no suelen estar bien definidos o individualizados. Estas estrategias de gestión anticuadas escasamente motivan a los empleados a realizar eficazmente su trabajo.

En investigaciones realizadas por Juan de Rus, director de la consultora NEOVANTAS,  en las que se ha basado su artículo científico publicado en la prestigiosa revista internacional «The Behavioral Economics Guide 2022″, se puede comprobar como el rendimiento de los empleados puede mejorarse mediante modificaciones en los modelos de recompensa, inspirados en principios de la ciencia conductual.

En este sentido, las empresas siguen utilizando de forma generalizada modelos de incentivos puramente monetarios por el rendimiento, en lugar de modelos de recompensa total, que incluye componentes dinerarios y emocionales. «Si una organización adopta una arquitectura de incentivos basada en principios de la ciencia del comportamiento consigue aumentar la productividad, ya que los empleados satisfechos tienden a ser más productivos. Además, existe una correlación directa entre la satisfacción de los empleados y la de los clientes, por lo que mejora también la cuenta de resultados»,  afirma Juan de Rus.

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