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La disponibilidad de conocimiento sistemático relevante es la fuente fundamental para tomar las mejores decisiones en el momento correcto y, en el mundo empresarial, tomar decisiones acertadas es clave para crecer y alcanzar resultados positivos. Partiendo de esta premisa, y en el contexto de las tecnologías de la información en el que vivimos, la ingente cantidad de datos disponibles emerge como esa gran fuente de conocimientos en la medida que se sepa explotar de forma dinámica y con orientación a resultados.

Hasta hace una década atrás, el volumen de información no llegaba a ser tan variado ni tan grande y disperso como lo es hoy, y esto sucede porquela adopción de la tecnología impulsa el crecimiento de datos. Por ejemplo, en 60 segundos en la red se transfieren 639.800 gygabites de datos en el mundo, se envían 204 millones de correos electrónicos y se realizan 100.000 nuevos tweets, mientras que cientos de millones de teléfonos móviles, de los 8.000 millones que hay, son usados para hacer una llamada o navegar por internet.
Sin considerar el tamaño de la aseguradora, la gran mayoría puede disponer de mucha más información de la que cree que dispone. La diferencia radica en saber capturarla, almacenarla y, por supuesto, en analizarla con el fin de ayudar a perfilar estrategias y tácticas de mercado más acertadas y también contribuir a mejorar la formación de los empleados, pilares ambos que refuerzan la competitividad de toda organización y la impulsan hacia su liderazgo en el nicho del mercado en el que se ubique.

Las técnicas necesarias para operar con el Big Data son complejas, aunque no por ello exclusivas de las grandes compañías. Las de mediano tamaño, de hecho, son las entidades que mayores beneficios podrían extraer de sus datos, que, sin ser los más voluminosos, sí que contienen valiosa información que explotándola correctamente les ayudaría a crecer e impulsar la generación de empleo. Por ello es tan importante tener en cuenta los datos dispersos que se generan en torno a cada compañía y que forman su exclusiva mina de oro privada.

En este sentido, la inversión en todo lo necesario para explotar de manera sistemática y pragmática la información, tanto estructurada como más dispersa y desestructurada (por ejemplo grabaciones, emails, cuestionarios) que las compañías de seguros disponen es una de las mejores inversiones que se pueden realizar en estos momentos.

Su impacto es rápido, significativo y tangible en ingresos, costes y satisfacción de los clientes. Así, los beneficios a obtener, entre otros, son una mayor eficiencia en las operaciones, menores tiempos de respuesta a las tendencias de consumo y un incremento de clientes, fidelizándose a los que ya se tienen.

De hecho, el ordenar y utilizar la información proveniente de clientes y de los mismos empleados es un requisito básico para continuar en el negocio y no quedar fuera del camino, porque definitivamente la explotación de los datos es una nueva regla del juego y, más pronto o más tarde, todas las empresas necesitarán de esta información para seguir ofreciendo a sus clientes servicios y productos satisfactorios y personalizados.

Sin embargo, en algunos entornos todavía flota la suposición de que el uso del Big Data para generar estrategias y tácticas ganadoras es más propio de grandes entidades con fuerte capacidad de inversión, y no adecuado o necesario para las de menor tamaño que no disponen de la infraestructura tecnológica requerida. Así, se retrasa la incorporación del análisis de los grandes conjuntos de datos y se recurre solo a los registros estructurados que tradicionalmente se tienen de los clientes. Pero de lo que se dispone hoy es más que eso, existe todo un estilo de vida online que aumenta los datos disponibles y prestarles atención permite conocer los gustos, preferencias y hábitos de consumo de las personas, de manera que las empresas tienen la oportunidad de adelantarse a las necesidades y gustos de sus clientes. Es cuestión de quién llega primero con la oferta precisa.

Una opción para que puedan resolver la falta de infraestructura necesaria en el análisis del Big Data es externalizar los proyectos en función de objetivos prioritarios y asegurarse de obtener la información importante a tiempo, puesto que vivimos en un entorno continuamente cambiante y las organizaciones deben transformarse al mismo ritmo.

En resumen, existen vías al día de hoy para empezar a explotar toda la información que los clientes y empleados aportan de forma directa o indirecta. Lo que empieza a ser una prioridad es moverse en dicha dirección dado que quien no explote esa información de forma rápida empezará a quedarse rezagado en este mundo cada vez más acelerado en que vivimos.