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La crisis sanitaria causada por el COVID-19 no solo ha afectado directamente a las cuentas de resultados de las entidades bancarias o a la forma que tienen de relacionarse con los clientes, sino que también ha supuesto un cambio de rumbo en lo que a la forma de trabajar de los empleados se refiere, apostando, desde hace varios meses, por la digitalización y el teletrabajo.

Precisamente, este trabajo en remoto trae consigo numerosas implicaciones que pueden afectar tanto a la motivación, como a la productividad de los empleados. Y tal es su repercusión que, según Sodexo, mantener un nivel de motivación adecuado, podría suponer aumentar el rendimiento de los mismos un 44% más y su nivel de compromiso casi en un 30%.

Esta situación supone todo un reto para cualquier organización y es por ello que deben implantarse medidas con las que alcanzar esos niveles óptimos de motivación y productividad.

Medidas a implantar:
  • Involucrar a todos “empezando desde arriba” para que el propio equipo directivo se convierta en embajador de estas iniciativas y propuestas. Por ejemplo, en Hilton –considerada como la mejor compañía para trabajar según Fortune 2019– los miembros del equipo directivo trabajaron durante unos días en los puestos base de esta cadena hotelera para comprender verdaderamente las preocupaciones que tenían los empleados.
  • Potenciar la comunicación regular y transparente y hacer del feedback una herramienta imprescindible de mejora para crear un entorno más colaborativo, en el que el empleado esté informado de temas que le puedan afectar directamente como son las fusiones y adquisiciones, que llevan consigo recortes de plantilla. Para ello, herramientas eficaces son las reuniones periódicas, newsletters o comunicados internos.
  • Promover el sentimiento de pertenencia al equipo para reducir la inseguridad y la incertidumbre en estos momentos de crisis, haciendo ver a todos los empleados que “su trabajo importa” y que tiene un impacto positivo en el resultado final de un proyecto determinado.
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José Luis Cortina comenta que «en definitiva, y partiendo de la base que resulta imprescindible escuchar “la Voz del Cliente”, prestar atención a “la Voz del Empleado” es algo esencial en el día a día de cualquier organización para que, así como se ofrece una experiencia diferencial al cliente, las organizaciones también sean capaces de ofrecer el mismo valor añadido y la misma experiencia enriquecedora a sus empleados».